Más allá de las Hespérides…
La poética en los jardines es una forma de conocimiento en la mirada, que aúna la abstracción con la percepción y conocimiento, es una forma de mirar, que desnuda el paisaje hasta enseñar toda su esencia y luego la viste, para mostrarlo de forma diferente, para despertar sensibilidades en la mirada, para olerlo, para sentirlo, para amarlo, para huir de la geometría de los setos, las perfectas hileras vegetales, el sonido de las fuentes, la sombra de los árboles, los distintos matices de luz en sus caminos, las infinitas flores y su esplendor laberíntico.
Los jardines, ese lugar hermoso donde no transcurre el tiempo, son a veces laberintos de sueños y de añoranzas, se puede cambiar de jardín, de lugar, de vida, de tiempo, pero nunca te puedes alejar de tu jardín poético.
La naturaleza, las flores y los jardines, es un tema presente en la poesía y la fotografía a lo largo de la historia, existe una cercanía de acción, entre el acto de escribir un poema y realizar una fotografía, el proceso creativo capaz de despojar de la realidad misma, lo que percibimos, en el momento genuino del instante único, ese lugar reservado para lo que no se vuelve a repetir, el momento culmine, en que se comparte el poema y la fotografía en la mirada.
«El jardín es la entrada a otro espacio en el espacio y a otro tiempo en el tiempo, a través de la eternidad del instante de la perpetuidad del presente.»
Octavio Paz «El Mono Gramático»
Más allá de Las Hespérides, nace del intento de expresar una realidad, en el ámbito en que la naturaleza no aparece sometida , ordenada, seleccionada, cerrada y sometida por el hombre, en ese instante único y determinado, que evoca lo poético, lo mágico, lo instantáneo, lo efímero, como si el espacio estuviera atrapado en el tiempo, cuando la botánica y la poesía cruzan sus raíces , se enredan para producir obras luminosas, capaces de transformar la anodina cotidianidad en un fogonazo de belleza deslumbrante.
Ángel L. Aldai